"El que oculta sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y se aparte de ellos alcanzará misericordia" Proverbios 28:13.
Nadie precisa vivir atormentado por un error del pasado, porque Cristo pagó en la cruz del Calvario el precio por todos los pecados de todos los hombres de todos los tiempos. Cristo ya "adquirió" el derecho a perdonar. Teológicamente hablando, cuando confesamos nuestros pecados Dios no provee el perdón, sino que lo aplica. El perdón ya fue provisto en el Calvario.
Pero la vida cristiana no es sólo una exposición teológica. Es una relación personal con Cristo. Aunque teológica y potencialmente todos los pecados de todas las épocas podrían haber sido perdonados, yo tengo que confesarlos y luego aceptar la validez de ese perdón para mí. Yo tengo que aceptar, después confesar y luego decir: "Sí Señor, acepto tu perdón porque soy un pecador y necesito de ti".
Existe un gran peligro en decir: "Yo no preciso confesar mis pecados para que Dios me los perdone, porque en el Calvario ya fue provisto el perdón". Esta declaración es verdadera y falsa. Universal y teológicamente es verdadera, pero personalmente falsa.
¿De qué sirve tener un millón de dólares en el Banco si no firmo el cheque para retirarlo? El dinero existe, está en mi cuenta bancaria, pero necesito apoderarme de él y colocarlo en mi bolsillo para poder pagar mis deudas.
Cuando miramos hacia la cruz del Calvario y vemos morir al Hijo de Dios (la expresión del amor hecho hombre) sin gemir, sin reclamar, solamente muriendo en silencio y por amor. Cuando vemos su mirada -sin condenación, sin crítica, esperando, sufriendo y amando-, entonces lo único que puede hacer el corazón humano es caer de rodilla y decir: "Señor Jesús, soy un pecador, no merezco todo ese sufrimiento por mí, pero te necesito. Acéptame como estoy y dame el poder necesario apra salir de esta situación".
Entonces, y sólo entonces, el perdón provisto en la cruz es válido para el hombre y se convierte en el comienzo de una vida de properidad...
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"El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, comete pecado" Santiago 4:17
¿Pensastes alguna vez en que no orar puede ser un acto pecaminoso?
El texto de hoy nos confronta con una verdad innegable.
Si pasamos por la vida sólo preocupándonos en no hacer cosas erradas, pero no permitimos que el Espíritu de Dios nos lleve a practicar las cosas correctas, estamos corriendo un terrible peligro en la vida espiritual.
¿Te preguntastes alguna vez qué poder tenía Pedro para decir al paralítico en la puerta del tempo: "Levántate y anda" (Hechos 3:69)?. ¿Dónde está el poder prometido por Dios para su iglesia? ¿Porqué continuamos hablando del poder como de algo que vendrá en el futuro? ¿Dónde está nuestro gran problema?
Una vida cristiana sin oración estará destituida de poder. Nuestra vida sin oración es, tal vez, el gran pecado que impide que el mundo conozca a Jesús. La humanidad espera mucho de los llamados cristianos, y nosotros no tenemos nada para ofrecerles, a no ser, muchas veces, reuniones sin vida y que no responden a los anhelos del corazón humano.
¿Qué hace para tener una vida de oración? Tenemos que separar tiempo para hacerlo. Este asunto de tiempo para orar es como el diezmo. Si tú esperas que sobre dinero para devolver el diezmo a Dios, ciertamente nunca lo devolverás. Y si estás esperando que sobre tiempo para orar, olvídalo, nunca serás una persona de oración.
El primer paso para ser personas de oración es determinar una hora para orar. Escoge la hora que sea mejor dentro de tu programa de trabajo, pero anótala en tu agenda de compromisos. Esa es la hora para tu encuentro con Dios, el Rey de Reyes, el Creador del universo. Y si te esfuerzas por cumplir tus compromisos con los seres humanos, no permitas que nada se interponga en tu compromiso con Dios.
Tal vez puedas estar pensado: "Tu no conoces mi intenso programa de vida. Soy una persona muy ocupada". Bueno, cuando Martín Lutero estaba sobrecargado de trabajo, acostumbraba a decir: "Estoy tan ocupado hoy, que necesito pasar tres horas en oración".
¿Porqué no lo intentas? De repente da resulta, ¿qué sabes tu?.
Si dio resultado en la vida de Jesús, Moisés, Enoc y tantos victorosos, ¿porqué no puede dar resultado en la tuya?
No postergues el plan para mañana. Recuerda que "mañana" es la palabra predilecta del enemigo. El mañana está siempre impidiendo que oremos hoy. El enemigo sabe que si todos los cristianos se arrodillaran y conversaran con Dios una hora por día, estaría perdido. Por lo tanto, su trabajo es conseguir que el cristiano continúe posponiendo siempre sus planes de oración.
Que nos nos ayude a entender hoy que una vida sin oración es una vida de pecado, y que nos dé fuerzas para ir a él. Amén.
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Dar gracias por todo |
"Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con nosotros en Cristo Jesús"
1 Tesalonicenses 5:18
La gratitud es un fruto del Espíritu Santo, que se manifiesta en la vida de los que llegan a ser cada día mas semejantes a Jesús.
Cierto profesor universitario fue asaltado por unos ladrones que le robaron la billetera. Él escribió en su agenda: "En primer lugar, estoy agradecido porque nunca antes me robaron; en segundo lugar, porque aunque me robaron la billetera, no me quitaron la vida; en tercer lugar, porque aunque me hubiesen quitado todo lo que tenía, eso no era mucho; y, en cuarto lugar, porque fui yo el que fue robado y no el que robó".
¿De qué modo la gratitud nos lleva a encarar la vida de manera más optimista? ¿Porqué Jesús, al reproducir su carácter en nosotros, desea que conservemos siempre una actitud de gratitud?
Una vez leí la leyenda de un hombre que encontró el galpón en el cual Satanás guardaba las semillas que plantaría en el corazón humano. Notó que las simientes del desánimo eran más numerosas que otras, y cuando se interesó en saber por qué, le informaron que era porque podían crecer en casi todas partes. Si embargo, molesto, Satanás admitió que había un lugar en el cual nunca conseguiría que brotasen. "¿Cuál es ese lugar?", preguntó el hombre. Y Satanás respondió con pesar: "El corazón de una persona agradecida".
En la Biblia hay dos palabras que están siempre unidas: "agradecer" y "alabar". Esta última palabra significa aprobar lo que Dios hace, aunque eso esté en contra de lo que nos gustaría que sucediese. Este aparente milagro sólo puede suceder en el corazón de alguien que conoce a Jesús por experiencia propia.
¿Estás triste? Alaba el nombre de Jesús y verpas que las tristezas desaparecerán como la niebla cuando el Sol sale en todo su esplendor.
¿Estás complicado, dudoso o despreciado? Canta un cántico de gratitud a Dios, y sentirás salir de tu corazón la fuerza que sólo Jespus es capaz de inspirar para caminar victorioso en medio del dolor.
Si hoy estás enfrentando algún momento doloroso en tu vida, prueba con la alabanza. Mientras diriges tu auto rumbo al trabajo, o tomando el bus o el colectivo o un taxi rumbo a cualquier parte, conserva un cántico en tu corazón. Puede ser que el momento doloroso no desaparezca, pero tu actitud ante el dolor cambiará. Enfrentarás la dificultad con la seguridad de que no estás solo y de que todo lo que está sucediendo, por más negro que parezca, es porque Dios en su infinito amor así lo permite.
Esta actitud te permitirá ver las dificultades en su realidad, y entonces serán mucho menores de lo que imaginamos.
Te invito al reto, haz la prueba y cuéntanos cómo te va.
Bendiciones, que estés bien.