San Agustín, Obispo de Hipona, dijo una vez: "Cantar es Orar dos veces".
Yo me pregunto si esta premisa: ¿será así?.
Veamos lo que nos dice la palabra de Dios acerca de este tema...
En cierta ocación, Josafat, rey de Judá, se despertó con la noticia de que un inmenso ejército invasor estaba en camino hacia él. Se le echó a perder el día. La historia se encuentra en 2 de Crónicas 20. De inmediato Josafat, reunió a todo Israel para ayunar y orar, y vinieron desde cada pueblo y cilla para buscar al Señor. Entonces Josafat los dirigió en una magnífica oración. Nota los elementos de su coración: comienza con una alabanza, continúa con un repaso de los actos salvadores de Dios en el pasado (queriendo decir: "Hazlo de nuevo, Señor") y luego presenta el problema en forma breve:
"Entonces Josafat se puso en pie en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa de Jehová, delante del atrio nuevo; y dijo: Jehová, Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos; y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que nmo hay quién te resista? Dios nuestro, ¿no echastes tú a los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la descendencia de Abraham tu amigo para siempre? Y ellos han habitado en ella, y te han edificado en ella santuario a tu nombre diciendo: Si mal viniera sobre nosotros, o espada de castigo, o pestilencia, o hambre, nos presentaremos delante de esta casa, y delante de ti (porque tu nombre está en la casa), y a causa de nuestras tribulaciones clamaremos a ti, y tú nos oirás y salvarás. Ahora pues, he aquí los hijos de Amón y Moab, y los del monte de Seir, a cuya tierra no quisiste que pasase Israel cuando venía de la tierra de Egipto, sino que se apartase de ellos, y no los destruyese; he aquí ellos nos dan el pago viniendo para arrojarnos de la heredad que tú nos diste en posesión. ¡Oh Dios nuestro!, ¿no los juzgarás tú? Porque nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos" (2 de Crónicas 20:5-12)
El versículo siguiente nos dice que "todo Judá estaba en pie delante de Jehová, con sus niños y sus mujeres y hijos" (vers.13).
¡A veces, la mitad del secreto del éxito está en sencillamente hacerse presentes! La oración unida libera el poder de Dios.
Evidentemente esto impresionó a Dios, puesto que el Espíritu del Señor habló a través de Jahaziel y, en resumen, dijo: "¿Saben? No se preocupen, yo mismo me haré cargo. Ni siquiera van a tener que pelear contra ellos. Sólo salgan y muéstrense. No tengan miedo. No hagan nada; sólo permanezcan ahí y vean cómo los expulso por la cuesta de Sis" (vers.15-17)
E hicieron esto. Siendo que el Señor estaba haciendo todo el trabajo, ellos no tuvieron nada que hacer sino cantar y alabar su nombre. El rey se entusiasmó con la idea y designó a algunos hombres para "cantar y alabar al Señor, vestidos de sus ornamentos sagrados", diciendo: "Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre" (vers.21).
Imagínate lo que debe haber pensado el comandante del ejército enemigo cuando vio acercarse a este singular ejército.
-Pero, ¿qué está haciendo esta gente? ¿Están locos? No llevan armas consigo, ¿Qué están diciendo?
-No lo sé señor -responde un subalterno.
-Bueno, envía a alguien a averiguarlo.
-Sí, señor.
-¿Señor? -dijo el que traía la respuesta.
-¿Sí?
-Sabemos lo que están diciendo, o mejor dicho, cantando.
-¿Qué?
-Agradecen a Jehová porque su amor es para siempre.
-¿Y eso que significa?
-Señor, ellos están alabando a su Dios.
-¿Por qué? Estamos a punto de masacrarlos, ¿verdad?
-No parecen estar preocupados señor. Simplemente siguien cantando.
Una larga pausa. Y entonces un alarido: "Uh-oh".
La Biblia dice: "Cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Moab, de Amón y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros" (vers.22).
Tres días estuvieron recogiendo los objetos de valor que dejaron los que venían a atacar al pueblo de Dios. Luego, tuvieron una celebración y un servicio de alabranza en el terreno y en el templo. El resultado final de este poco ortodoxo plan de batalla, fue que "el pavor de Dios cayó sobre todos los reinos de aquella tierra, cuando oyeron que Jehová había peleado contra los enemigos de Istael. Y el reino de Josafat tuvo paz, porque su Dios le dio paz por todas partes" (vers. 29,30).
Quisiera preguntarte hoy: ¿qué batallas estás peleando en estos momentos? ¿Has probado la estrategia de la alabanza? ¿Por qué no ocupar la misma estrategia de guerra que tuvo el pueblo de Israel para los conflictos y batallas que tengas que enfrentar hoy y mañana? Las escrituras dicen: "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" (Filipenses 4:6-7).
¿Porqué no presentamos a Dios nuestras luchas y batallas para que él nos guíe y nos diga que hacer? ¿Te enseñó algo la historia de Josafat? ¿Quisieras aplicarlo a tu vida?
Inténtalo... ¡Verás la diferencia!.
1 comentarios:
Es un gusto, me agradan muchos las imagenes de tu blogs, espero gigas mejorandolo y Dios te bendiga,,,todo sea para el ensalsamiento del nombre de Cristo.
http://cristianos-adventistas.tk
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